Sandra Mendoza – Cuidarse a través de una buena alimentación y vida activa es sinónimo de calidad de vida.

 

”Cuidarse a través de una buena alimentación y llevar una vida activa es sinónimo de calidad de vida, a pesar de la enfermedad”

Me llamo Sandra, algunos ya me conoceréis como @vist_em_equetengoprisa en Instagram. Tengo 37 años y esclerosis múltiple remitente recurrente. El diagnóstico oficial llegó en mayo del año 2015, a los 32 años de edad; pero mis primeros síntomas se remontan a 6 años antes.

Podría afirmar que llevo conviviendo con la enfermedad unos 11 años. El diagnóstico, lejos de caerme como un jarro de agua fría, me hizo sentir alivio. Por fin podía ponerle nombre a todas esas sensaciones, dolores, mareos y un sin fin de síntomas que sufría a diario durante los 6 años que tardó en llegar el diagnóstico. No es que somatizase o tuviese ansiedad, todo lo que me pasaba no era producto de mi imaginación, tal y como quisieron hacerme creer durante tantos años los médicos.

Mi familia no se lo tomó tan bien. Yo les animaba a pensar que por fin tenía un diagnóstico, y con ello llegaría un tratamiento ”y eso era genial” . Enseguida llegó el primer tratamiento, pero muy a mi pesar, no fue tan genial como esperaba. A día de hoy, y después de 5 años de diagnóstico, voy por el tercer tratamiento.

En un principio, pude continuar con mi trabajo, con bastantes adaptaciones. Esta es otra de las cosas por las que sentí alivio: tras el diagnóstico pudieron adaptar mi puesto de trabajo a las condiciones que había necesitado durante tanto tiempo, pero que sin un diagnóstico era inviable adoptar. Sin embargo, a día de hoy, una lesión inesperada de un nervio pélvico, junto con la EM, no me permiten trabajar. El trabajo es una de las cosas que me ha robado la enfermedad. A cambio me ha permitido descubrir una pasión oculta: el mundo de la alimentación saludable y los buenos hábitos.

Mi afán por tener la mayor calidad de vida posible dentro de lo que supone vivir con esclerosis múltiple me llevó a acudir a un nutricionista que me ayudó, ya en 2015, a modificar muchos de mis hábitos alimenticios. Sólo era cuestión de tiempo que la sinergia entre una buena alimentación y una vida activa como la que llevaba me ayudaran a lidiar con los síntomas de la enfermedad. He practicado deporte desde niña, es otra de mis grandes aficiones.

Para mí, llevar una vida activa dentro de las posibilidades de cada persona, acompañada de una buena alimentación son sinónimo de calidad de vida. Por ello intento animar desde mi perfil de Instagram a que la gente lleve unos hábitos saludables como forma de vida.

Considero que la alimentación juega un papel fundamental en nuestra salud tanto a nivel preventivo, antes de que aparezca la enfermedad, como a nivel complementario del tratamiento habitual, una vez desarrollada la enfermedad, con el fin de ralentizar su progresión o evitar su empeoramiento. He llegado a esta conclusión después de leer y releer sobre nutrición, alimentación, deporte y esclerosis múltiple. Tal ha sido mi pasión por este campo que he iniciado los estudios de grado superior de dietética y nutrición.

Durante estos últimos meses confinados en casa por la COVID-19 he intentado seguir manteniendo estos hábitos. Es cierto que no ha sido tan fácil. He echado mucho de menos poder salir a caminar. Caminar es la única actividad física que puedo realizar en estos momentos. Pero poco a poco he conseguido volver a retomar otros ejercicios, porque sé que me ayudan a lidiar con la fatiga y con la cabeza, a veces una de nuestras grandes enemigas. ¡Qué importante es mantener una actitud resiliente y positiva para no dejarnos abandonar y caer en los amargos brazos de la depresión! Cuando se vive rodeada de síntomas, limitaciones, de incertidumbre, y en mi caso también, de dolor crónico diario, es necesario cuidarse en todos los aspectos. Para eso también nos puede ayudar llevar una buena alimentación y la práctica de algún deporte.

 

 

Por todo ello, no me cansaré de animaros a que llevéis unos hábitos de vida saludables, adaptados a vuestras capacidades. Os animo a parar, respirar, reflexionar y decidir tomar acción y conciencia sobre vuestros hábitos de vida saludables. Sólo así podréis sentir en vuestra piel todos los beneficios que conllevan. Yo estoy segura de que de no ser así me encontraría muchísimo peor y que el “esfuerzo” acaba convirtiéndose en una forma de vivir y convivir con la EM.

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